domingo, 17 de febrero de 2008

A mi extraviado cuaderno de poesía

La desesperación hace presa de mis pasos,
de mis pasos rítmicos hacia el cristal,
donde te habré abandonado, tal tesoro,
que por años celosamente guarde.
Como podre encontrar de nuevo tu refugio,
si ya no estás a mi lado,
¿cómo olvidaré el tibio roce de tus hojas?
Mientrás más te miro y busco,
menos puedo encontrarte,
¿Dondé te ocultas viejo amigo de sentires?
¿Por qué te escondes de mi mirada?
¿Qué acaso olvide escribirte, olvide abrirte?
abrir cada tapa que tenías
abrirte cada día que escribías.
Y te busco y te busco,
y no te encuentro
como Silvio que ha perdido su unicornio
y el Che su metralleta,
así esta mi alma desolada,
por no llevarte en mi maleta.
Por eso buen amigo de andanzas,
de amores, desamores y etiquetas
déjame encontrarte ene estos días
ante que mi alma sin tienvejezca.
Si alguien sabe de él, y el interesa
devolverme un pedacito de mi alma,
llámame de día o de noche
y digáme que ya esta a salvo.
sin embargo, si usted ya es su dueño,
dígale cuanto lo he extrañado,
dígale que es le mejor amigo y el mejor cuaderno en que he anotado,
a usted solo una cosa le suplico,
trátelo con cariño y alegría,
lea sus hojas con dulzura
no lo descuide ni de noche, ni de día.

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